Iván Higueras. Castellón
"Yo también preferiría al grupo liderado por castellonenses como Pablo Hernández, Dealbert y el empresario Montesinos, pero tengo prioridades y mi mayor deseo es que no desaparezca el club de mi vida, el C.D Castellón. Ahora tranquilos, porque pronto seremos libres". Este párrafo lo escribí el año pasado en una práctica de universidad. Hay que ver cómo han cambiado las cosas.
En aquel entonces ya había desarrollado un sentimiento de pertenencia férreo con el club y desde bien pequeño he sabido lo que significaba el C.D Castellón para la ciudad. Vivía al lado de la calle Huesca y recuerdo cada gol albinegro como un terremoto. No es una metáfora, había ocasiones en las que los cristales y la vajilla del comedor temblaban. Sin embargo, no siempre ha sido así. Mi relación con el C.D Castellón se fortalece a raíz del playoff de ascenso contra el C.D Linares en 2015. Años atrás me iba informando de las noticias que llegaban y acudía esporádicamente a Castalia, pero nunca había seguido tan de cerca al equipo.
Comencé a fijarme en aspectos más profundos y específicos dentro de lo que rodea el club y descubrí una afición castigada por los años en el infierno de Tercera y que estaba llena de discrepancias. Todos conocemos las diferencias que hay entre los dos grupos de animación que, ya sea por cuestiones políticas o personales están envueltos en un clima de conflicto. Y es una lástima porque imaginad una grada de animación cantando al unísono. A día de hoy suena hasta utópico.
Tras darme cuenta de esto sentí que debía hacer algo. Mi Twitter sufrió una transformación y comencé a seguir y a tener seguidores albinegros. Posteriormente, en la universidad realizaba cada vez más trabajos relacionados con el C.D Castellón y ha desembocado a que estemos aquí ahora. Un trabajo de final de grado sobre el club de mi ciudad y el club de mi vida. Y, de repente, me topé con algo que nunca habría imaginado. Aficionados albinegros me criticaban diciendo que jamás había sido del Castellón, que no era digno de formar parte de la hinchada. Esto es algo que me marcó tanto que se ha convertido en la piedra angular de la página web.
El C.D Castellón ha cambiado de manos y vivimos una etapa más estable. Estamos en un momento de reestructuración en el que la afición debe estar unida y curar las heridas del pasado. Aquí no vamos a dar nombres ni señalar a nadie ya que todos los albinegros tienen que hacer un ejercicio de responsabilidad y pensar qué Castellón quiere dar a las futuras generaciones. Todos tenemos que luchar para conformar una comunidad sana en la que, sea el momento que sea, tiene cabida todo el mundo. Sólo así quizá cuando lleve a mi hijo a Castalia sienta orgullo al mostrarle como la afición de su equipo grita hermanada y al unísono: ¡Pam, Pam, Orellut!
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